domingo, 9 de noviembre de 2014

La lluvia en tu habitación

A sus diecisiete años, Alessandra ha vivido una de las experiencias más dolorosas: el cáncer se ha llevado a su madre y ahora se encuentra entre la aceptación de una pérdida insoportable y un agudo sentimiento de abandono. Al reincorporarse a la escuela, en un impulso se sienta en el último pupitre junto a Gabriele, ese chi co al que todos los alumnos llaman Cero: cero palabras, cero estilo, cero notas. Un tipo silencioso, solitario e ignorado por todos, el gran perdedor de la clase, aunque él no parece darse por aludido. Alessandra se convierte así en la nueva habitante de Cerolandia, el país de la nada, de las sombras, del olvido. Cero acoge a Alessandra con una indiferencia que ella agradece, aunque, poco a poco, esa indiferencia va suscitando en ella una curiosidad tan irresistible como insidiosa, pues interfiere en su dolor y llama a la puerta de su obstinada soledad. Cero es, por supuesto, más interesante de lo que parece, con su eterno mutismo, sus repetidas e inoportunas ausencias y un notable talento para el dibujo. Así, inesperadamente, el vínculo que se crea entre los dos, un extraño pacto tácito de amistad, va más allá de la atracción romántica y, para Alessandra, el primer invierno sin su madre cobra una nueva perspectiva que le devuelve las ganas de vivir.


Alessandra empieza a contarnos su historia a partir de la muerte de su madre, nos cuenta como vivió los ultimos años de esa enfermedad que se llevo a la persona que más quería; en realidad se lo cuenta a su madre, ya que el libro esta escrito en forma de diario pero va dirigido enteramente a su madre. Día tras día vemos la evolución de este personaje, vemos como sus heridas empiezan a cerrar y como encuentra la paz interior.
Para escapar del sufrimiento, Alessandra, se refugiará en Cerolandia. Se sienta al lado de Zero en las clases del instituto y espera con eso poder borrarse de la vida de todos; en el desarrollo del libro podremos conocer un poco más en profundiad a Zero, y descubriremos, por ejemplo, que se llama Gabrielle.
Es un libro muuuy corto, perfecto para un domingo como hoy. Van a llorar, pero también van a sonreír mucho. Las cosas van pasando muy naturalmente y nada se siente forzado. 
Respecto al final, leí muchas reseñas en las que las personas no estaban conformes con el, pero yo creo que es genial, es genial porque me gusta pensar que la vida es asi; que si nos ponemos en pausa dos minutos tenemos miles de posibilidades y tan desesperante como tranquilizador no saber del, todo donde vamos a terminar. 


Un besooooo.

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