Lucas
y Alex se hacen amigos en el arenero del jardín de infantes y no pueden parar
de hablar sobre la adicción al chupete, las madres barriendo en tetas, los
viejos congelados en cajones, el sabor sibarita de la pelusa del ombligo, el
llanto como modo de conseguir favores. Es decir... ¡la vida misma!
¿Cómo
sería la charla entre dos nenes de cinco años si manejaran todo el lenguaje?
«Quedate conmigo, Lucas» es la respuesta a esa pregunta. Y también es la nueva
obra de teatro del autor de «Más respeto que soy tu madre».
Mellera
y Lauriente pegan un salto bestia en su carrera de comediantes de stand-up y le
ponen el cuerpo a un ejercicio teatral complejo, con diálogos trepidantes y un
humor corrosivo en el que, además, hay espacio para emocionarnos con nuestra
infancia perdida; todo bajo la dirección de Pablo Picotto.
Desde
que me enteré que Lucho y Lucas iban a hacer esta obra se me rompió el medidor
del hype. Conforme se acercaba la fecha de estreno, mi ansiedad por verlos
representar a Lucas y Alex crecía de forma directamente proporcional a mi miedo
de decepcionarme.
Historieta de Alex y Lucas. Orsai Nº1. Ilustración de Bernardo Erlich |
Conozco
la historia de estos niños mercedinos de 5 años a través de distintos formatos.
Mi primer contacto con ellos fue por las narraciones radiales que hacía Hernán
para Vorterix y, mediante la voz modificada del autor y los diálogos que
mantenían estos peculiares personajes, logré imaginarlos completamente. Seguí
con la lectura de la versión extendida de los cuentos que se encuentran en el
blog de Casciari; finalmente ví la obra de 15 min. que se presentó el año
pasado en el ciclo de microteatro. La trama no tiene ningún misterio para mí, y
por lo mismo, a pesar de estar muy emocionada por conocer una nueva dimensión
de la misma, me asustaba que me aburriera.
Admito
también que, aunque celebro la asunción de nuevos desafíos artísticos por parte
de Luciano y Lucas, no sabía qué esperar de ellos como actores de un texto
ajeno.
Por
todo esto, la espera del estreno me tenía llena de incertidumbre, felicidad, nerviosismo
y, sobre todo, muy manija.
Una
semana antes del estreno tuve la oportunidad de ir a un ensayo con público o
preestreno, lo cual me tomó completamente de sorpresa porque me había preparado
mentalmente para verlos recién el 9 de octubre.
Cuando
entramos a la sala lo primero que noté fue la escenografía, que todos los
viernes que hacen Stand Up en esa misma sala consta solamente de un banquito de
madera, esta vez se podían ver bloques de lego gigantes repartidos por todo el
escenario, y me hizo caer realmente en
que por primera vez no estaba yendo a ver a Lucho Mellera y Lucas Lauriente,
sino a Alex y Lucas. Lo segundo que me llamó la atención y que también sirvió
para contextualizar lo que íbamos a ver fue la música que sonaba mientras
esperábamos que empezara la obra, canciones de María Elena Walsh en versión
rock (posiblemente Rock&Walsh), no imagino una banda sonora más apropiada porque
condensa a la perfección el espíritu de los protagonistas.
Subió
al escenario Pablo Picotto, el director de “Quedate conmigo, Lucas” y nos contó
que ya estaba empezar la función, que la disfrutemos pero que no olvidemos que
era un ensayo.
De
pronto bajan las luces y las canciones infantiles son sustituidas por un
mensaje del mismísimo Hernán Casciari pidiéndonos entender a Lucas y Alex como
lo que son, dos niños de 5 años, desactivar un rato la moral y disfrutar la
función. Y así, por fin, aparecen en escena los personajes que tanto leí y
escuché.
En
el transcurrir de las escenas, Luciano y Lucas se apropian de todo el
escenario, juegan con los elementos de la escenografía y cambian de vestuario; además
supieron resolver y disimular situaciones imprevistas, todo esto manteniendo
constantemente el personaje. Pude darme cuenta que cada acto tenía un espacio
determinado, no obstante se aprovechó la versatilidad de los legos para
transformar algunos lugares y avanzar temporalmente de manera análoga a los
cuentos.
Lucho
y Lucas son Lucas y Alex, y tal vez en eso radica la fluidez y la autenticidad
que transmite. Yo puedo imaginarme con mucha facilidad a versiones mini de
estos comediantes cuestionándose, de la misma forma que los personajes a los
que interpretan, acerca de las vicisitudes de la vida en el arenero.
Igual
que con la mayoría de los clásicos de Disney, de los cuales puedo recitar de
memoria sus diálogos, sabía perfectamente a qué cuento pertenecía cada escena y
qué iba a suceder, así como también sabía perfectamente cómo iba a terminar.
Sin embargo mi risa durante toda la obra y mi emoción al final fueron genuinas,
lograron que conecte desde otro lado con los personajes y que la historia de
estos dos niños mercedinos signifique algo completamente distinto a lo que
había significado durante todos estos años de conocerla.
El
disclaimer de Casciari al principio del espectáculo me pareció sumamente
acertado porque los cuentos fueron escritos por él en el 2004, todos éramos
distintos hace 15 años, todos crecimos desde ese entonces, y porque es cierto que
Lucas y Alex son niños de 5 años. A pesar de esto hubo cambios significativos
en el discurso de los personajes, y aunque yo le hice caso a autor y puse mi
moralidad en modo avión, los agradecí muchísimo.
“Quedate
conmigo, Lucas” se estrena el miércoles 9 de octubre a las 21hs, y va a estar
todos los miércoles a las 21hs en el Paseo La Plaza, las entradas se consiguen
por Plateanet o en boletería. No se pierdan de ver esta obra que te deja
recalculando las emociones, vale mucho la pena.
4/5